En un fallo sin precedentes, el Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil ha condenado a Jair Bolsonaro a 27 años y 3 meses de prisión. La acusación: liderar una trama para perpetuarse en el poder mediante un intento de golpe de Estado. La decisión, histórica, marca la primera vez que un ex-presidente brasileño es castigado por este delito.
Según la sentencia, Bolsonaro deberá cumplir 24 años y nueve meses en régimen de reclusión, con el resto de la pena en detención. La votación de 4 a 1 consolida uno de los juicios más trascendentales en la historia del STF. Otros siete acusados también fueron condenados por los mismos crímenes, con penas que oscilan entre los 2 y los 26 años. Entre ellos, destaca Alexandre Ramagem, quien además perderá su mandato como diputado federal.
Bolsonaro ya se encontraba inelegible y bajo arresto domiciliario por orden de Alexandre de Moraes, relator del caso y figura clave en las investigaciones. Moraes, a su vez, es blanco constante de críticas por parte de los seguidores de Bolsonaro.
En contraposición, el ministro Luiz Fux absolvió a Bolsonaro en otra causa relacionada con la trama golpista, aunque condenó a Mauro Cid (ex-ayudante de órdenes) y al General Braga Netto por intento de abolición violenta del Estado Democrático de Derecho. Fux argumentó que Bolsonaro solo “cogitó” medidas de excepción, pero que “no sucedió nada”.
La Procuraduría General de la República (PGR) había solicitado una pena de hasta 30 años para Bolsonaro por diversos delitos, incluyendo organización criminal armada, intento de abolición violenta del Estado Democrático de Derecho, golpe de Estado, daño calificado por la violencia y grave amenaza, y deterioro de patrimonio tombado.
Repercusiones y Análisis
La condena a Bolsonaro genera un intenso debate en Brasil. Sus detractores celebran la decisión como un triunfo de la democracia, mientras que sus seguidores la denuncian como una persecución política. La situación política en Brasil sigue siendo tensa y polarizada.
¿Qué sigue para Bolsonaro?
Bolsonaro apelará la sentencia. El proceso judicial podría extenderse durante años. Mientras tanto, su futuro político permanece incierto.