Este 17 de agosto se conmemoran 175 años del fallecimiento del General José de San Martín, figura clave en la independencia de Argentina, Chile y Perú. Tras liderar gestas heroicas como el Cruce de los Andes, San Martín eligió un largo exilio en Europa, lejos de las luchas internas de la naciente nación.
Un retiro estratégico, no una derrota
La decisión de San Martín de exiliarse no fue una rendición. Después de la entrevista de Guayaquil en 1822 con Simón Bolívar, donde surgieron diferencias estratégicas, San Martín renunció a su mando para facilitar la consolidación de la independencia sudamericana. Esta acción, aunque noble, fue malinterpretada por algunos sectores de la élite porteña, quienes cuestionaron su lealtad y ambiciones políticas.
Europa: hogar y preocupación
En el continente europeo, San Martín residió en varias ciudades, incluyendo Londres y Bruselas, antes de establecerse definitivamente en Francia. Durante su exilio, se dedicó a la educación de su hija Merceditas y a la administración de sus propiedades en Argentina, Mendoza y Chile. A pesar de la distancia, San Martín siguió de cerca la situación política argentina, mostrando preocupación por los conflictos internos y manteniendo una relación distante, aunque no indiferente, con figuras como Juan Manuel de Rosas.
San Martín falleció en Boulogne-sur-Mer, Francia, el 17 de agosto de 1850, dejando un legado imborrable como libertador y estratega militar. Su figura sigue siendo un símbolo de patriotismo y entrega a la causa de la independencia americana.
Su legado trasciende las fronteras y el tiempo, inspirando a generaciones con su valentía, visión estratégica y compromiso con la libertad de los pueblos.